Photo: Stefano Buonamici Photos
Carlo Petrini (Bra, Italia, 1949), fundador en 1986 del movimiento Slow Food, hoy en día presente en 170 países, el día 3 de marzo estuvo en Barcelona, en el Palau Robert invitado por Slow Food Barcelona para hacer entrega del certificado de adhesión a Slow Food Km0 de 47 restaurantes catalanes. En su discurso dio prueba, una vez más, de perspicacia y de una capacidad poco común de leer la realidad y de interpretar los hechos que caracterizan nuestra sociedad de hoy en día. Habló de esquizofrenia del mundo capitalista y a prueba de ello argumentó 4 circunstancias que tenemos a la vista cada día y que sin embargo no dejan de parecer increíbles.
1. La esquizofrenia alimentaria: en el mundo desarrollado estamos gastando más recursos para adelgazarnos y para combatir/curar los problemas relacionados con la excesiva alimentación que para nutrir a las personas;
2. La esquizofrenia social: en la jerarquía social los campesinos siempre han sido el eslavón más bajo todo y que representan al sector que permite alimentar a todo el resto de la población. Sin embargo la esquizofrenia viene precisamente del hecho que, mucho de ellos, sufren escasez de aquellos productos que contribuyen a producir. De aquí la importancia de revalorizar a los campesinos, la trascendencia de su labor y el papel fundamental que tienes en la sociedad. Prueba de ello es que el porcentaje del precio final que va al productor es mínimo, siendo más del 90% lo que corresponde a todos los intermediarios y factores diversos excepto la producción.
3. La esquizofrenia del desperdicio: alrededor del 50% de la producción mundial de productos alimentarios es desperdiciado en las varias fases de producción, distribución y consumo. Es todavía más absurdo si pensamos que hay millones de personas que sufren hambre y que mueren cada año a causa de la escasez de alimentos;
4. La esquizofrenia de la globalización: hoy en día estamos acostumbrados a consumir productos que llegan de la otra punta del planeta, con todo lo que ello supone: transporte, contaminación, pérdida de la riqueza de especies, producción intensiva que perjudica la producción local y la salvaguardia de las especies locales. Resumiendo Petrini habla de la pérdida de la cultura alimentaria local. Slow Food ha creado otro movimiento que precisamente se opone a esta tendencia: los productos y restaurantes km0 que utilizan solo productos de proximidad, posiblemente biológicos. La producción local también tiene una estrecha relación con el concepto de democracia de la producción e independencia de los grandes monopolios.
Nos ha hablado también del papel que tienen los cocineros y los restaurantes como actores educativos para dar valor e importancia al conocimiento de los productos, variedades y calidades de cada producto en nuestra dieta, las maneras de prepararlos y como degustarlos. Una vez que hayamos tomado conciencia de ello habremos hecho un paso importante hacia la salvaguardia de las variedades de las especies alimentarias y de la cultura relacionada.
Carlo Petrini concluye su rueda de prensa contestando a una pregunta sobre la felicidad relacionada con el placer de la comida y lo hace con una metáfora. Empieza con la infelicidad y la compara con el infierno donde hay un banquete repleto de comida suculenta pero donde los comensales solo pueden utilizar uno tenedores muy largos que no les permiten acercar a la boca los trozos de comida que han cogido de las bandejas. En cambio en el Paraíso el mismo banquete no tiene tenedores pero cada comensal coge la comida con las manos y la lleva a la boca de otra persona y así disfruta doblemente: por el gusto de la comida que alguien le ha proporcionado y por el gusto de ver alguien feliz de la comida que él mismo le ha dado!
Las relaciones entre los conceptos de: cultura, alimentación, democracia y felicidad son muy estrechas y Carlo Petrini nos ha dado prueba de ello con su discurso.